Investigadores de la Universidad de Sonora, campus Caborca, analizan afectaciones por bacteria denominada “Leclercia adecarboxylata”, la cual pertenece a un grupo denominado enterobacterias, las cuales son de importancia clínica a nivel intestinal.
Edwin Barrios Villa, docente investigador del campus, detalló que esta bacteria se puede localizar en animales de sangre caliente, incluyendo al ser humano, así como en el medio ambiente, la cual, junto con otras enterobacterias, es indicador de contaminación fecal en agua y alimentos, incrementando el riesgo en verano.
“Recientemente han aparecido muchas publicaciones con un problema importante que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha marcado como prioritario, que es la resistencia a los antimicrobianos. La convivencia del ser humano con los animales, plantas, aguas residuales y por el desecho de residuos urbanos, provoca una afectación general desde el concepto “Una Salud”, advirtió.
Barrios Villa explicó que a raíz de un brote en Guadalajara se tuvo acceso a estas bacterias, que son cercanas a la Escherichia coli, la cual tiene mucha relevancia clínica. Lo preocupante, dijo, es que tienen muchos determinantes de virulencia, y determinantes de resistencia a los antibióticos lo que representa un doble riesgo, por un lado, pueden causar mucho daño al paciente y por otro, complica el tratamiento médico.
“En dos publicaciones recientes estamos resaltando su papel como un patógeno emergente que requiere vigilancia a nivel clínico hospitalario, y que las hemos encontrado en la región norte. Tenemos un trabajo importante en colaboración con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Hospital Siglo XXI, Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), donde buscamos este tipo de bacterias que empezamos a describir desde el punto de vista genómico; hemos obtenido la secuencia del genoma de varias cepas de estas bacterias”, dijo.
Con estos análisis, el equipo de investigadores ha contribuido a una base de datos que está disponible a nivel mundial y pertenece a los institutos nacionales de salud en Estados Unidos donde se han depositado los resultados de secuenciación del genoma de estas bacterias.
“Estamos preparando una publicación relativa a este tema, todo gracias al trabajo de Viviana Yescas Zazueta, una estudiante de Químico Biólogo Clínico en el campus Caborca, muy comprometida que ha participado como primer autor de la publicación hecha en el mes de abril”, resaltó.
SINTOMATOLOGÍA
El investigador advirtió que los síntomas más frecuentes a nivel intestinal por esta bacteria se encuentran diarrea y problemas intestinales como dolor e inflamación, por lo que recomendó una preparación adecuada de alimentos, sobre todo mariscos, ya que el curtido que se realiza con limón no es suficiente para eliminar todas las bacterias, y éstas pueden causar afectaciones gastrointestinales.
“Evitar la contaminación cruzada, es decir no cortar con el mismo cuchillo y tabla vegetales (que no se cocinan) y carne o pollo, por ejemplo, ya que la carne puede venir contaminada, además debemos evitar uso y abuso de antibióticos, y no automedicarse”, indicó.
HÁBITOS HIGIÉNICOS
Barrios Villa advirtió que esta bacteria se ha encontrado en pacientes con problemas de vías urinarias, causando infecciones en torrente sanguíneo, a nivel de tracto genitourinario, y en los ojos de nadadores. Además, hizo un llamado a la población para incrementar las medidas de higiene, como el lavado de manos en todo momento con agua y jabón, ya que debe ser una actividad permanente.
Con esta investigación se han ganado tres premios, uno de ellos por Brenda Pacheco en San Luis Potosí, estudiante del posgrado en Puebla; Viviana Yescas en el Congreso Nacional de Químicos Clínicos en Mazatlán, y en el Congreso Nacional de Ciencias Bioquímicas en Caborca; los resultados de esta investigación se han publicado en la revista Microbiology, de la Sociedad de Microbiología.
Este trabajo estuvo encabezado por Barrios Villa, quien agradeció al equipo de colaboradores conformado por Dora Edith Valencia Rivera y Manuel Gerardo Ballesteros Monrreal, investigadores del campus Caborca; Rosa del Carmen Rocha Gracia y César González Bonilla, de la BUAP; Eder Carreón y Brigitte González, de la Universidad Autónoma de Chihuahua; así como a Fernando Ayala y Jessica Enciso, del CIAD.