Con la idea de prestar el servicio social y vincularse con la comunidad, alumnos e investigadores del campus Caborca de la Universidad de Sonora llevarán los servicios de laboratorios de análisis clínicos al Centro de Reinserción Social (Cereso) local.
El proyecto inició el 14 de febrero y está a cargo de los docentes investigadores Luis Arturo Ortega García y Edwin Barrios Villa, del Departamento de Ciencias Químicas-Biológicas y Agropecuarias de la Unidad Regional Norte (URN).
La intención es evaluar los aspectos fisiopatológicos de los internos para evitar un posible brote epidemiológico, indicó Barrios Villa, y añadió que la Universidad de Sonora aporta todos los materiales y equipo de manera gratuita para llevar a cabo esta labor. “A través del laboratorio químico-clínico y de Microbiología evaluamos el estado de salud, pero también el estado de enfermedad probable del paciente”, precisó.
El proyecto se divide en servicio social y trabajo científico, pues mientras que Luis Arturo Ortega García, encargado del Laboratorio de Análisis Clínicos, se hace acompañar por los prestadores de servicio, Barrios Villa lleva con él a un grupo de tesistas del campus Caborca para revisar varios aspectos como biometría hemática, VDRL para detección de sífilis, glucosa, urea y creatinina, química sanguínea y pruebas para VHI Sida y hepatitis C.
Hay mucha disponibilidad de los internos para tomarse las muestras, ellos están dispuestos a someterse a los análisis para descartar problemas de salud, y por el lado de la microbiología investigan la presencia de Mycobacterium tuberculosis a través de baciloscopia de muestras expectorales, precisó el docente.
El acuerdo es acudir dos o tres días por semana para recabar las muestras clínicas, y traer un mínimo de 20 muestras por jornada hasta lograr atender a la población total del Cereso local varonil, que asciende a alrededor de 450 internos, mencionó. “Los resultados de los análisis son totalmente confidenciales y se entregan en un plazo de diez días a las autoridades penitenciarias para que las hagan llegar a los reclusos y sus familiares”, dijo.
“El impacto de este proyecto lo consideramos importante porque estamos hablando de personas que están en convivencia permanente, recluidas en un espacio limitado, y en caso de que alguno sea portador de tuberculosis, la puede transmitir fácilmente al resto de la población”, añadió Barrios Villa.
Al ser una situación de reclusión, representa un riesgo epidemiológico infeccioso, no sólo para los internos, sino también para los custodios y personal de seguridad que, al salir de sus centros de trabajo, conviven con sus familias y otras personas, mencionó.
Los docentes a cargo del proyecto invitaron a los alumnos del programa Químico-Biólogo-Clínico a sumarse a esta investigación y acercarse a los laboratorios de servicios y de investigación porque se requiere de más manos para atender a esta gran población.
Además, es una manera que tiene la máxima casas de estudios de retribuir y aportar a la sociedad con la prestación de servicio social y labor científica, coincidieron los académicos.
Febrero 20 2020
El proyecto inició el 14 de febrero y está a cargo de los docentes investigadores Luis Arturo Ortega García y Edwin Barrios Villa, del Departamento de Ciencias Químicas-Biológicas y Agropecuarias de la Unidad Regional Norte (URN).
La intención es evaluar los aspectos fisiopatológicos de los internos para evitar un posible brote epidemiológico, indicó Barrios Villa, y añadió que la Universidad de Sonora aporta todos los materiales y equipo de manera gratuita para llevar a cabo esta labor. “A través del laboratorio químico-clínico y de Microbiología evaluamos el estado de salud, pero también el estado de enfermedad probable del paciente”, precisó.
El proyecto se divide en servicio social y trabajo científico, pues mientras que Luis Arturo Ortega García, encargado del Laboratorio de Análisis Clínicos, se hace acompañar por los prestadores de servicio, Barrios Villa lleva con él a un grupo de tesistas del campus Caborca para revisar varios aspectos como biometría hemática, VDRL para detección de sífilis, glucosa, urea y creatinina, química sanguínea y pruebas para VHI Sida y hepatitis C.
Hay mucha disponibilidad de los internos para tomarse las muestras, ellos están dispuestos a someterse a los análisis para descartar problemas de salud, y por el lado de la microbiología investigan la presencia de Mycobacterium tuberculosis a través de baciloscopia de muestras expectorales, precisó el docente.
El acuerdo es acudir dos o tres días por semana para recabar las muestras clínicas, y traer un mínimo de 20 muestras por jornada hasta lograr atender a la población total del Cereso local varonil, que asciende a alrededor de 450 internos, mencionó. “Los resultados de los análisis son totalmente confidenciales y se entregan en un plazo de diez días a las autoridades penitenciarias para que las hagan llegar a los reclusos y sus familiares”, dijo.
“El impacto de este proyecto lo consideramos importante porque estamos hablando de personas que están en convivencia permanente, recluidas en un espacio limitado, y en caso de que alguno sea portador de tuberculosis, la puede transmitir fácilmente al resto de la población”, añadió Barrios Villa.
Al ser una situación de reclusión, representa un riesgo epidemiológico infeccioso, no sólo para los internos, sino también para los custodios y personal de seguridad que, al salir de sus centros de trabajo, conviven con sus familias y otras personas, mencionó.
Los docentes a cargo del proyecto invitaron a los alumnos del programa Químico-Biólogo-Clínico a sumarse a esta investigación y acercarse a los laboratorios de servicios y de investigación porque se requiere de más manos para atender a esta gran población.
Además, es una manera que tiene la máxima casas de estudios de retribuir y aportar a la sociedad con la prestación de servicio social y labor científica, coincidieron los académicos.
Febrero 20 2020