Los alumnos son el alimento del alma: Humberto Leyva Valenzuela

NOTICIAS Con 40 años de trayectoria dentro de las aulas, Humberto Leyva Valenzuela, docente fundador del campus Caborca de la Unidad Regional Norte, es uno de los profesores más queridos y respetados por la comunidad universitaria, y este semestre se despedirá de la Universidad de Sonora al hacer efectiva su jubilación.

Es el último profesor fundador en activo del campus Caborca, fundado en noviembre de 1978, por lo que sentimientos encontrados abrazan su corazón estos días, en especial por la conmemoración del Día del Maestro.

De profesión médico veterinario zootecnista, recordó que primero estuvo adscrito al área de Químicas y Agropecuarias, en ese entonces, y posteriormente al Departamento de Ciencias Químico Biológicas y Agropecuarias, donde continúa hasta hoy como profesor de tiempo completo.

“Me ha tocado servir a muchas generaciones bonitas de jóvenes que ahora son excelentes profesionistas y padres de familia, y para mí los alumnos son el alimento del alma”, expresó.

A los nuevos docentes les pidió transmitirles puntualmente a los alumnos todos los novedosos conocimientos que traen, porque dijo estar seguro que los nuevos académicos tienen mucho que aportar.

“Afortunadamente, a la Unidad Regional Norte están ingresando profesores muy bien preparados, con doctorado, y que ya están dando mucho de qué hablar en la cuestión académica, engrandeciendo a nuestra alma mater”, aseveró Leyva Valenzuela.

Ha sido un gran reto trabajar desde casa

La Universidad de Sonora se ha preocupado por ir mejorando la calidad académica y está siendo más selectiva al contratar a los maestros, además de capacitar contantemente y equipar para modernizar el campus. Definitivamente ya son otros tiempos en la enseñanza, apuntó.

“Estoy muy orgulloso de pertenecer al campus Caborca de la Universidad de Sonora, y último profesor activo de los fundadores; además, éste será mi último semestre, ya que en agosto no vuelvo a las aulas”, indicó al señalar que recibió con gusto hace unos días el aviso de jubilación del Isssteson.

Comentó que nunca imaginó tener que trabajar a distancia en el último periodo de su ciclo como docente debido a la contingencia sanitaria que obligó a la sociedad a dejar las instituciones y centros de trabajo.

En estos tiempos inesperados por la emergencia de la covid-19 y la estrategia #QuédateEnCasa, ha sido un gran reto trabajar desde el hogar con los alumnos, pero gracias a la tecnología con que se cuenta y la capacitación constante que la Universidad brinda, no ha sido tan difícil lograr concluir el semestre, consideró en entrevista.

“Se lleva un poco más de tiempo trabajar con los muchachos y preparar las clases virtuales, pero gracias a la tecnología tan maravillosa ha sido posible sacar adelante las clases”, indicó entusiasmado.

Ha impartido materias como Zootecnia, Botánica, Farmacología, Endocrinología y Toxicología, entre otras, además de ser encargado de los diferentes laboratorios asignados al Departamento de Ciencias Químico Biológicas y Agropecuarias.

De Cananea, pero caborquense de corazón

Es originario de Cananea, Sonora, pero caborquense de corazón desde hace muchos años, pues recordó que en 1976 le tocó primero ser parte de la planta de profesores de la Escuela Preparatoria de Caborca, promovida por el Patronato Fundador pro construcción del campus Caborca.

Cuando las autoridades municipales encabezadas por Benjamín Salazar Acedo y los caborquenses integrantes del Patronato se dieron a la tarea titánica de atender el reto de promover la apertura de la Universidad de Sonora, él tuvo la oportunidad de participar directamente en los preparativos de este gran acontecimiento en la llamada Perla del Desierto y ser parte de la colocación de la primera piedra, en 1978.

Por ello, su nombre quedará grabado para la posteridad y aparece ya junto a otros fundadores en una placa conmemorativa del aniversario 40 del campus, colocada en la entrada principal de las instalaciones por las autoridades universitarias.

Dijo sentirse muy agradecido con sus colegas, compañeros de trabajo así como los alumnos que tuvo la oportunidad de asesorar en distintos eventos académicos y siempre le dieron muestras de afecto y respeto, eligiéndolo además en varias ocasiones como padrino académico de graduación.

“Después de 40 años es difícil decir adiós a la Universidad, pero me queda la tranquilidad de que están llegando maestros muy preparados para continuar con una misión muy importante, que es la de preparar a las nuevas generaciones”, concluyó.