Pese a sus 38 años de servicios docentes en la Universidad de Sonora, Efraín Lugo Sepúlveda, profesor investigador del campus Caborca, desea continuar al frente de grupo compartiendo sus conocimientos y retroalimentándose con la participación de los estudiantes.
Originario de Topolobampo, Sinaloa, dijo considerarse un caborquense más, pues llegó muy joven y recién egresado de educación superior a Caborca, desde la década de los años setentas, como colaborador de la empresa vinícola Pedro Domecq.
Fue en el año de 1980 cuando ingresó a la Universidad de Sonora, adscrito a la Unidad Regional Norte (URN), donde se mantiene activo hasta hoy como profesor investigador de tiempo completo en el Departamento de Ciencias Bioquímicas y Agropecuarias.
Desde muy pequeño tuvo entusiasmo por las ciencias químicas, y llegado el momento decidió estudiar Químico-Farmacéutico-Biólogo; y fue al poco tiempo de llegar a la ‘Perla del Desierto’ cuando nació la inquietud por la docencia, iniciando primero como profesor en nivel preparatoria.
“Mario Juárez Betancourt, quien en ese entonces era el coordinador ejecutivo de la Extensión Norte de la Universidad de Sonora, me insistió en más de una ocasión que viniera a dar clases en la máxima casa de estudios de Sonora, y finalmente acepté. Cuando empecé en la Unison fui encargado de los laboratorios: me tocó organizarlos, hacerlos funcionar y consolidar las primeras instalaciones de gas”, recordó.
Lugo Sepúlveda ha impartido clases a decenas de generaciones de alumnos, ofreciendo las materias de Química Orgánica, Química General, Intermedia y Avanzada, así como Química 1, 2 y 3, entre otras asignaturas, además de participar activamente como integrante de la Academia de Ciencias Bioquímicas, asesor de eventos académicos y proyectos científicos e investigación.
“La satisfacción más grande que uno pueda tener es el reconocimiento y agradecimiento de los alumnos: cuando un estudiante te agradece por las clases, te das cuenta que valió la pena, luego da gusto ver el éxito de nuestros egresados también”, expresó el catedrático.
Es un convencido de que a la Universidad de Sonora no sólo hay que exigirle, sino también darle, pues dijo sentirse enormemente agradecido y recompensado por todos estos años de trabajo en un espacio que ha convertido en su segunda casa.
Comentó que actualmente se viven tiempos diferentes en la enseñanza y hay que hacer uso de las nuevas tecnologías; precisamente, y previendo desde los inicios de la contingencia sanitaria por covid-19, se organizó con los alumnos una serie de tareas y ejercicios, y posteriormente inició el trabajo virtual con sus alumnos para evaluarlos y concluir satisfactoriamente el semestre 2020-1.
Y una vez más, con el uso de la tecnología, de las plataformas institucionales y el apoyo de sus mismos compañeros universitarios, pudo conectarse y mantener la comunicación con sus alumnos y lograr la continuidad académica, sostuvo.
Hay que ser agradecidos y recíprocos
Es uno de los maestros con mayor antigüedad y experiencia en el campus Caborca, pero no por ello está ajeno a los nuevos proyectos y programas; sino por el contrario, gusta de involucrarse y participar con los docentes nuevos, pues considera que pueden aportar mucho a los universitarios.
“Hay que tener en cuenta que le debemos mucho a la Universidad de Sonora, todo lo que somos, el haber vivido tantos años con un sueldo y con los programas de estímulo al desempeño”, consideró.
“No olvidar que aunque somos parte de una unidad académica y un campus determinado, somos de la misma Universidad de Sonora, no tiene que haber diferencias, hay que estar agradecidos y nunca exigir sin antes dar”, recalcó Efraín Lugo Sepúlveda.
No se olvidan tampoco las experiencias, anécdotas y compañeros que se han adelantando en el camino, por lo que este Día del Maestro, aunque será muy diferente, sin convivios ni ceremonias, queda el agradecimiento con la vida y la tranquilidad de haber podido hacer equipo solidario para cumplir la tarea en tiempos difíciles.
Originario de Topolobampo, Sinaloa, dijo considerarse un caborquense más, pues llegó muy joven y recién egresado de educación superior a Caborca, desde la década de los años setentas, como colaborador de la empresa vinícola Pedro Domecq.
Fue en el año de 1980 cuando ingresó a la Universidad de Sonora, adscrito a la Unidad Regional Norte (URN), donde se mantiene activo hasta hoy como profesor investigador de tiempo completo en el Departamento de Ciencias Bioquímicas y Agropecuarias.
Desde muy pequeño tuvo entusiasmo por las ciencias químicas, y llegado el momento decidió estudiar Químico-Farmacéutico-Biólogo; y fue al poco tiempo de llegar a la ‘Perla del Desierto’ cuando nació la inquietud por la docencia, iniciando primero como profesor en nivel preparatoria.
“Mario Juárez Betancourt, quien en ese entonces era el coordinador ejecutivo de la Extensión Norte de la Universidad de Sonora, me insistió en más de una ocasión que viniera a dar clases en la máxima casa de estudios de Sonora, y finalmente acepté. Cuando empecé en la Unison fui encargado de los laboratorios: me tocó organizarlos, hacerlos funcionar y consolidar las primeras instalaciones de gas”, recordó.
Lugo Sepúlveda ha impartido clases a decenas de generaciones de alumnos, ofreciendo las materias de Química Orgánica, Química General, Intermedia y Avanzada, así como Química 1, 2 y 3, entre otras asignaturas, además de participar activamente como integrante de la Academia de Ciencias Bioquímicas, asesor de eventos académicos y proyectos científicos e investigación.
“La satisfacción más grande que uno pueda tener es el reconocimiento y agradecimiento de los alumnos: cuando un estudiante te agradece por las clases, te das cuenta que valió la pena, luego da gusto ver el éxito de nuestros egresados también”, expresó el catedrático.
Es un convencido de que a la Universidad de Sonora no sólo hay que exigirle, sino también darle, pues dijo sentirse enormemente agradecido y recompensado por todos estos años de trabajo en un espacio que ha convertido en su segunda casa.
Comentó que actualmente se viven tiempos diferentes en la enseñanza y hay que hacer uso de las nuevas tecnologías; precisamente, y previendo desde los inicios de la contingencia sanitaria por covid-19, se organizó con los alumnos una serie de tareas y ejercicios, y posteriormente inició el trabajo virtual con sus alumnos para evaluarlos y concluir satisfactoriamente el semestre 2020-1.
Y una vez más, con el uso de la tecnología, de las plataformas institucionales y el apoyo de sus mismos compañeros universitarios, pudo conectarse y mantener la comunicación con sus alumnos y lograr la continuidad académica, sostuvo.
Hay que ser agradecidos y recíprocos
Es uno de los maestros con mayor antigüedad y experiencia en el campus Caborca, pero no por ello está ajeno a los nuevos proyectos y programas; sino por el contrario, gusta de involucrarse y participar con los docentes nuevos, pues considera que pueden aportar mucho a los universitarios.
“Hay que tener en cuenta que le debemos mucho a la Universidad de Sonora, todo lo que somos, el haber vivido tantos años con un sueldo y con los programas de estímulo al desempeño”, consideró.
“No olvidar que aunque somos parte de una unidad académica y un campus determinado, somos de la misma Universidad de Sonora, no tiene que haber diferencias, hay que estar agradecidos y nunca exigir sin antes dar”, recalcó Efraín Lugo Sepúlveda.
No se olvidan tampoco las experiencias, anécdotas y compañeros que se han adelantando en el camino, por lo que este Día del Maestro, aunque será muy diferente, sin convivios ni ceremonias, queda el agradecimiento con la vida y la tranquilidad de haber podido hacer equipo solidario para cumplir la tarea en tiempos difíciles.