La violencia de pareja es un problema de salud pública y afecta a todos los sectores de la sociedad; el reto como instituciones de educación superior es adaptar medidas públicas y participar en las tomas de decisiones que coadyuven a mitigar los efectos negativos que se incrementaron en el periodo de pandemia, afirmó Yolima Bolívar Suárez, académica de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
Señaló que durante el periodo de distanciamiento social por la covid 19, la violencia de pareja hizo estragos, entendiendo que la agresión sentimental lamentablemente inicia en edad temprana, periodo de noviazgo, y en la etapa de adultez se verán las consecuencias para perturbar el desarrollo y calidad de vida de los afectados.
La especialista en enfermería en estado crítico dijo que a nivel mundial el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, con sede en Atlanta, Georgia, trabaja en el seguimiento de la pandemia y recomienda intervenciones políticas sociales con impactos fuertes ante esta problemática pues hay diferentes formas y características en que se presenta como la física, sexual, psicológica, económico y verbal.
Al participar como conferencista en la II Jornada Internacional de Difusión y Fomento a la Investigación en Ciencias Sociales, que organizada la Unidad Regional Norte, campus Caborca de la Universidad de Sonora, aseguró que la agresión familiar tiene consecuencias muy severas y a largo plazo dejan una huella que en ocasiones son imborrables y que se ven reflejadas en la esfera psicológica como ansiedad, estrés postraumático, comportamientos suicidas, conductas de riesgo que permeen en enfermedades de transmisión sexuales y embarazos no deseados, mientras que a nivel físico hay consecuencias como hematomas y lesiones pequeñas que generan daños en partes del cuerpo.
En la esfera laboral y educativa la persona víctima refleja problemas y afecta el desarrollo de su profesión y la productividad de las instituciones porque se ausenta. En Estados Unidos se tienen datos que al sumar los gastos médicos en atención en salud mental y quebranto de participación productiva, se estima una pérdida 8.3 billones de dólares por año, agregó.
Aunado a este problema, solamente en la unión americana, la Encuesta Nacional sobre Violencia de Pareja estima que 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 10 hombres han sufrido en algún momento de su vida violencia sexual por contacto físico; también se estiman que 43 millones de mujeres y 38 millones de hombres han experimentado por su pareja agresión psicológica, siendo las femeninas con mayor porcentaje que quedan con algún tipo de secuela física.
“En otra encuesta oficial basada en el riesgo juvenil, revela que 14, 765 encuestados de 39 estados de Estados Unidos, el 78.3% en el último año sufrió algún tipo de violencia por parte de su pareja, si esto pasa en los jóvenes y adolescentes, el pronóstico y evolución en las etapas del ciclo de vida no es muy alentador”, indicó.
Ante este panorama, aseveró que este problema de salud pública es una alerta grande que como sociedad se debe de tomar en cuenta para combatir los factores de riesgo que se suman y pueden ser detonantes, entre ellos, la baja autoestima, ira, abuso cuando eran niños o niñas, consumo de alcohol y de sustancia psicoadictiva.
Bolívar Suárez recordó que con la llegada de la covid 19 a la sociedad trasformó los estilos de vida de la población y dentro de la necesidad de sobrevivir se tomó la medida de distanciamiento social o confinamiento; sin embrago con la violencia de pareja no resulta la mejor decisión porque se dispararon los indicadores y estadísticas de agresiones entre parejas.
“En Perú después de marzo del 2020 se comenzó a disparar el número de llamadas y el comportamiento de problema aumentó un 40% de la tendencia a comparación de años pasado; otros ejemplos registrados fueron en Italia, España, Chipre, Brasil donde se aumentó la violencia, en Colombia no fue la excepción pues se reportó que de abril 2019 a abril 2020 se detectó un incremento 142% de denuncias de intrafamiliar”, apuntó.
La especialista en enfermería retomó una investigación realizada en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y mencionó que otros daños colaterales de la pandemia fue que el 48% de la muestra estudiada consumió bebidas alcohólicas, lo cual fomentó el comportamiento de violencia; el 4.6% uso alguna sustancia psicoactiva y el 74.8% tenía dificultades para conciliar el sueño, estrés, ansiedad e incertidumbre por la pandemia.
Al exponer las conclusiones en la conferencia magistral La violencia de pareja: Un problema social que no se fue de cuarentena durante la covid 19, la catedrática colombiana sostuvo que es importante capacitar a los sectores de salud y judicial para identificar estas situaciones; potencializar las redes sociales de apoyo para equilibrar y generar fuentes de información en favor de los afectados y poner el tema en la agenda pública generar políticas que ayuden a disminuir y controlar la violencia de pareja.
Publicado 24 de septiembre 2021
Señaló que durante el periodo de distanciamiento social por la covid 19, la violencia de pareja hizo estragos, entendiendo que la agresión sentimental lamentablemente inicia en edad temprana, periodo de noviazgo, y en la etapa de adultez se verán las consecuencias para perturbar el desarrollo y calidad de vida de los afectados.
La especialista en enfermería en estado crítico dijo que a nivel mundial el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, con sede en Atlanta, Georgia, trabaja en el seguimiento de la pandemia y recomienda intervenciones políticas sociales con impactos fuertes ante esta problemática pues hay diferentes formas y características en que se presenta como la física, sexual, psicológica, económico y verbal.
Al participar como conferencista en la II Jornada Internacional de Difusión y Fomento a la Investigación en Ciencias Sociales, que organizada la Unidad Regional Norte, campus Caborca de la Universidad de Sonora, aseguró que la agresión familiar tiene consecuencias muy severas y a largo plazo dejan una huella que en ocasiones son imborrables y que se ven reflejadas en la esfera psicológica como ansiedad, estrés postraumático, comportamientos suicidas, conductas de riesgo que permeen en enfermedades de transmisión sexuales y embarazos no deseados, mientras que a nivel físico hay consecuencias como hematomas y lesiones pequeñas que generan daños en partes del cuerpo.
En la esfera laboral y educativa la persona víctima refleja problemas y afecta el desarrollo de su profesión y la productividad de las instituciones porque se ausenta. En Estados Unidos se tienen datos que al sumar los gastos médicos en atención en salud mental y quebranto de participación productiva, se estima una pérdida 8.3 billones de dólares por año, agregó.
Aunado a este problema, solamente en la unión americana, la Encuesta Nacional sobre Violencia de Pareja estima que 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 10 hombres han sufrido en algún momento de su vida violencia sexual por contacto físico; también se estiman que 43 millones de mujeres y 38 millones de hombres han experimentado por su pareja agresión psicológica, siendo las femeninas con mayor porcentaje que quedan con algún tipo de secuela física.
“En otra encuesta oficial basada en el riesgo juvenil, revela que 14, 765 encuestados de 39 estados de Estados Unidos, el 78.3% en el último año sufrió algún tipo de violencia por parte de su pareja, si esto pasa en los jóvenes y adolescentes, el pronóstico y evolución en las etapas del ciclo de vida no es muy alentador”, indicó.
Ante este panorama, aseveró que este problema de salud pública es una alerta grande que como sociedad se debe de tomar en cuenta para combatir los factores de riesgo que se suman y pueden ser detonantes, entre ellos, la baja autoestima, ira, abuso cuando eran niños o niñas, consumo de alcohol y de sustancia psicoadictiva.
Bolívar Suárez recordó que con la llegada de la covid 19 a la sociedad trasformó los estilos de vida de la población y dentro de la necesidad de sobrevivir se tomó la medida de distanciamiento social o confinamiento; sin embrago con la violencia de pareja no resulta la mejor decisión porque se dispararon los indicadores y estadísticas de agresiones entre parejas.
“En Perú después de marzo del 2020 se comenzó a disparar el número de llamadas y el comportamiento de problema aumentó un 40% de la tendencia a comparación de años pasado; otros ejemplos registrados fueron en Italia, España, Chipre, Brasil donde se aumentó la violencia, en Colombia no fue la excepción pues se reportó que de abril 2019 a abril 2020 se detectó un incremento 142% de denuncias de intrafamiliar”, apuntó.
La especialista en enfermería retomó una investigación realizada en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y mencionó que otros daños colaterales de la pandemia fue que el 48% de la muestra estudiada consumió bebidas alcohólicas, lo cual fomentó el comportamiento de violencia; el 4.6% uso alguna sustancia psicoactiva y el 74.8% tenía dificultades para conciliar el sueño, estrés, ansiedad e incertidumbre por la pandemia.
Al exponer las conclusiones en la conferencia magistral La violencia de pareja: Un problema social que no se fue de cuarentena durante la covid 19, la catedrática colombiana sostuvo que es importante capacitar a los sectores de salud y judicial para identificar estas situaciones; potencializar las redes sociales de apoyo para equilibrar y generar fuentes de información en favor de los afectados y poner el tema en la agenda pública generar políticas que ayuden a disminuir y controlar la violencia de pareja.
Publicado 24 de septiembre 2021